Cuidar la piel con fradiofrecuencia

Existe una técnica que se está poniendo de moda últimamente. Se trata de la radiofrecuencia.

Con la radiofrecuencia, se intenta cuidar la piel para que vuelva a producir colágeno como hacía cuando era más joven.

Con la radiofrecuencia, es posible conseguir cosas que antes se conseguian pasando por el quirófano. Se pueden eliminar ojeras, arrugas … todo esto gracias al efecto que tiene la radiofrecuencia en nuestras células y en su poder de reactivar la formación de colágeno.

Con la radiofrecuencia, lo que se hace es “inyectar” calor a las zonas donde se intenta rejuvenecer la piel. Cabe decir que ponemos “inyectar” entre comillas, pues no es necesario ningún tipo de aguja para este tratamiento.

Además, no es necesario ningún anestesico local, pues no es doloroso. Lo único que se necesita es un sistema de enfriamiento para la piel externa y así evitar quemaduras.

La radiofrecuencia es óptima para cuidar la piel y ayuda a eliminar lo que todas las mujeres no quieren en sus cuerpos (acné, celulitis, eliminar la grasa …).

Con este calor que inyectamos al cuerpo (de dentro hacia afuera) se consiguen numerosos beneficios. Por ejemplo, y como hemos dicho antes, se estimula la formación de colageno que es la proteina encargada de mantener la piel firme y joven. También aumenta la circulación sanguínea de la zona y ayuda a eliminar la grasa acumulada donde se aplica el tratamiento.

La radiofrecuencia también se utiliza para rejuvenecer la cara. Ayuda a eliminar la flacidez del cuello, de las mejillas, de los brazos y piernas … Todo ello sin necesidad de ser sometidas a una operación de cirugía estética.

Aumenta la elasticidad de la piel, por lo que es recomendable para todas aquellas personas que han seguido una dieta para adelgazar y que han perdido muchos kilos. Ayuda a cuidar la piel porque con la radiofrecuencia se eliminan depósitos de grasa y líquidos.

En resumen, la radiofrecuencia es muy recomendable si quieres obtener un aspecto más joven y quieres recuperar el tono y firmeza de tu piel que tenías unos años atrás. Además, el tratamiento no duele y se necesitan pocas sesiones (dependiendo de la paciente y de la técnica utilizada).